· Mis ya amigos del camino habían llegado por la mañana, y cuando yo iba por el Monte do Gozo (a 5 kilómetros de Santiago) les llamé para decirles que iba. El recibimiento no lo olvidaré nunca; estaban todos en la Plaza del Obradoiro y cuando entré empezaron a cantar mi nombre, incluso descorcharon una botella de sidra con la que brindamos. Nos felicitamos mutuamente y rodó alguna que otra lágrima. Creo que tomaron todo en vídeo, me lo pasarán y lo pondré aquí. También pondré una foto de todos ellos, no tengo porque decidimos que uno sería el fotógrafo y se las pasaría al resto, para no andar haciendo las fotos por octuplicado.
· Luego nos fuimos a festejarlo con una cena (lástima que no acertamos con el sitio elegido) y unas copas, que no se alargaron excesivamente, y es que después de un mes acostándonos a las diez de la noche, y con varias botellas de barbadillo y gin-tonics en el cuerpo, a las dos estábamos ya para el arrastre.
· Hoy es día de despedidas, alguno ha continuado el camino hacia Finisterre, otros se han vuelto para casa, y el resto hemos estado preparando el viaje de retorno a casa. Pero aún están por aquí Eduardo el gaditano y Llorens el barcelonés, espero verlos esta noche para despedirme.
· Yo por mi parte vuelvo al final en autobús, el avión es carísimo y el tren no tiene combinaciones buenas para llegar a Murcia en un día. Así que salgo mañana a las siete de la mañana, y llegaré a Murcia a las diez de la noche.
· Finisterre tendrá que esperar. Aunque en principio no descartaba el llegar hasta allí, lo voy a dejar para otra ocasión. Así tengo una excusa para volver. Además tengo muchas ganas ya de volver a casa.
· Esto no se ha acabado aún, publicaré pronto un epílogo con algunas fotos seleccionadas de todo el camino.
· Para mi sobrino Agustín: desde aquí te prometo que cuando cumplas los dieciséis (creo que antes eres todavía muy joven, y el peregrino tiene que cargar con una mochila muy pesada), nos vendremos tú y yo a hacer el camino. Si tu hermana María quiere, pues también la apuntamos.
· ¿El título de esta entrada? Una canción de Carlos Núñez, que me acompañaba en mi mente mientras entraba en Santiago.
· Al margen de todo esto, el camino deja en mí muchas sensaciones, que ni me siendo capaz ni deseo intentar poner por escrito. Me las guardo para mí como mi mejor compostela.