martes, 3 de junio de 2008

A irmandade das estrelas

· Ayer, dia 2 de junio, a las seis y media de la tarde hice entrada en la Plaza del Obradoiro. Han sido casi 800 kilómetros, 28 días, unos 200 pueblos y ciudades, cientos de ríos, bosques y montañas, decenas de madrugones, muchos esfuerzos, cientos de peregrinos y unos cuantos buenos amigos. Todo ello viene a la mente en ese momento mágico en el que uno llega al centro de la plaza y se gira para mirar de frente la fachada principal de la Catedral.



· Mis ya amigos del camino habían llegado por la mañana, y cuando yo iba por el Monte do Gozo (a 5 kilómetros de Santiago) les llamé para decirles que iba. El recibimiento no lo olvidaré nunca; estaban todos en la Plaza del Obradoiro y cuando entré empezaron a cantar mi nombre, incluso descorcharon una botella de sidra con la que brindamos. Nos felicitamos mutuamente y rodó alguna que otra lágrima. Creo que tomaron todo en vídeo, me lo pasarán y lo pondré aquí. También pondré una foto de todos ellos, no tengo porque decidimos que uno sería el fotógrafo y se las pasaría al resto, para no andar haciendo las fotos por octuplicado.

· Luego nos fuimos a festejarlo con una cena (lástima que no acertamos con el sitio elegido) y unas copas, que no se alargaron excesivamente, y es que después de un mes acostándonos a las diez de la noche, y con varias botellas de barbadillo y gin-tonics en el cuerpo, a las dos estábamos ya para el arrastre.

· Hoy es día de despedidas, alguno ha continuado el camino hacia Finisterre, otros se han vuelto para casa, y el resto hemos estado preparando el viaje de retorno a casa. Pero aún están por aquí Eduardo el gaditano y Llorens el barcelonés, espero verlos esta noche para despedirme.

· Yo por mi parte vuelvo al final en autobús, el avión es carísimo y el tren no tiene combinaciones buenas para llegar a Murcia en un día. Así que salgo mañana a las siete de la mañana, y llegaré a Murcia a las diez de la noche.

· Finisterre tendrá que esperar. Aunque en principio no descartaba el llegar hasta allí, lo voy a dejar para otra ocasión. Así tengo una excusa para volver. Además tengo muchas ganas ya de volver a casa.

· Esto no se ha acabado aún, publicaré pronto un epílogo con algunas fotos seleccionadas de todo el camino.

· Para mi sobrino Agustín: desde aquí te prometo que cuando cumplas los dieciséis (creo que antes eres todavía muy joven, y el peregrino tiene que cargar con una mochila muy pesada), nos vendremos tú y yo a hacer el camino. Si tu hermana María quiere, pues también la apuntamos.

· ¿El título de esta entrada? Una canción de Carlos Núñez, que me acompañaba en mi mente mientras entraba en Santiago.

· Al margen de todo esto, el camino deja en mí muchas sensaciones, que ni me siendo capaz ni deseo intentar poner por escrito. Me las guardo para mí como mi mejor compostela.

domingo, 1 de junio de 2008

A sólo un paso largo

· Esta mañana salí de Gonzar y en principio tenía pensado quedarme en Melide, que está a 53 kilómetros de Santiago. Pero una vez que he llegado allí me encontraba bastante descansado, y además hacía, por primera vez en mucho tiempo, una tarde muy agradable. Así que me he dicho que p'alante, y he tirado hasta Arzúa, donde estoy ahora; Arzúa está a 39 kilómetros de Santiago, así que seguramente mañana llegaré estaré en la Plaza del Obradoiro. Son muchos kilómetros, pero así podré cenar e ir de cubatas con el grupillo de amiguetes, que seguro que van a llegar mañana. No me esperan, ya que no saben que hoy me he metido una maratón; mañana les daré una sorpresa.

· La etapa de ayer transcurrió entre Sarria y Gonzar; Sarria es el pueblo donde empieza el camino mucha gente, ya que para que te den la Compostela (documento que acredita que has hecho el camino) tienes que andar al menos 100km, y Sarria está a unos 105. Por ello, a partir de ayer se notó un incremento de gente; muchos grupillos de españoles, lo cual la verdad que se agradece frente a la minoría absoluta en que estábamos hasta ahora. Uno de estos grupos que conocí estaba compuesto por 6 amigas de Albacete que rondaban la cincuentena, muy simpáticas y con las que estuve tomando un tentempié en la terraza de un bar. Habían empezado áyer, y cuando me las encontré habían hecho unos 12 kilómetros y estaban ya reventadas, pero se atizaron cada una una jarra de cerveza de litro y p'alante. Me estuvieron haciendo muchas preguntas sobre el camino que yo respondí como "veterano" que ya me puedo considerar, y la verdad es que pasé un rato muy divertido.

· Situación vivida ayer en Portomarín, donde paré a comer: estaba en la mesa de un bar, iba a encender un cigarro y al ver que no había cenicero en la mesa, me levanté a la barra y le dije al camarero: "¿Me dejas un cenicero?". El camarero (un chaval de unos 20 años) me aparece con un platillo de esos en los que se coloca la taza de café; le digo "No, no, te he dicho un cenicero". Él: "Ya, pero es que cenicero no va a poder ser, porque aquí no se puede fumar". Yo: "Ah, no lo sabía, da igual". Guardo el cigarro en el paquete y cuando me giro para volver a la mesa me dice el camarero: "Entonces el plato no lo quiere, ¿no?". Surrealista total. El rato que eché de caminata por la tarde lo pasé pensando en el gran chiste que habría hecho Eugenio a partir de esta situación.

· Una de las cosas bonitas del camino son los reencuentros; acabo de ver a una señora con la que trabé cierta amistad al principio del camino; es una sueca de unos 50 años que vivió en Las Alpujarras mucho tiempo y que habla español perfectamente. No la había vuelto a ver desde Estella, hace ya tres semanas; me la he encontrado en la puerta de un albergue y nos hemos saludado como viejos amigos, nos hemos informado del transcurso de nuestros respectivos caminos y del de otros amigos peregrinos.

· Ayer en el albergue de Gonzar estuvo a punto de estallar una revuelta grave. Resulta que un grupo de quinceañeros estaban alojados en el albergue, pero parece que su profesor o monitor los había soltado allí y se había largado, sin explicarle muy bien a los rapaces lo que es un albergue de peregrinos. Así que, como es lógico en una caterva de quinceañeros/as, estuvieron armando ruido toda la tarde/noche en la parte baja del albergue, luego subieron a dormir a las 12 (cuando se deberían haber acostado a las 10, como todo el mundo), y entre que usaban el móvil como linterna, los cuchicheos, y conversaciones de móvil ("jo, tía, no me lo puedo creer" y demás), despertaron a todo quisque, hubo que chillarles bastante para que al final se callaran. Pero bueno, lo dicho, el comportamiento es el normal de un grupo de quinceañeros, lo que no es normal es que no lleven a un adulto que los controle.

· Hoy no puedo subir fotos, aunque he sacado algunas muy majas, ¡con algo de sol y todo!

· Sé que se me queda algo en el tintero, pero no sé qué es, de todas formas el maquinario este dice que me quedan dos minutos, así que ...

viernes, 30 de mayo de 2008

Entre o Bierzo e Galiza

· ¿Por donde iba? ¡Ah, sí! La famosa "Operación Ponferrada"; bueno, decir que fue un éxito a medias, Eduardo pudo llegar a Ponferrada pero yo no, me quedé en Molinaseca (10km antes) y los pillé al día siguiente en Villafranca del Bierzo.

· Ponferrada es la capital del Bierzo, una provincia leonesa en la que abundan los viñedos (hay unos vinos exquisitos) y, algo muy importante para el que suscribe: las cerezas. Conforme ibas andando, a los lados del camino había cerezos cuyas ramas casi te caían en la cabeza. Lo malo es que parece que sólo alguna variedad está ahora madura, pero rebuscando, rebuscando, me dí un buen atracón en la etapa entre Molinaseca y Villafranca.

· El martes hice una de los tramos más bonitos del camino, que es la subida a la Cruz de Hierro, el punto más alto del camino de Santiago (1.500 metros); la subida no es excesivamente dura porque es bastante tendida, pero se ven paisajes muy bonitos. Estos paisajes os los tendreis que imaginar, porque mi cámara de fotos dijo "Cambie la batería"; nada de "te queda poca batería", ni "cuidado, que dentro de poco...", sino que directamente dijo que se apagaba y fuera. Así que no hay fotos de esta jornada.

· El miércoles llegué a Villafranca del Bierzo, en mi opinión uno de los pueblos más bonitos del camino. Es el último pueblo grande de Castilla-León, y sirve como campo base para afrontar al día siguiente la subida a O'Cebreiro. Ese día me calló encima toda el agua del mundo, las dos últimas horas de caminata llovía a cántaros. Lo bueno es que al llegar estaba allí todo el grupo de amiguetes, y cenamos todos juntos pasta (cocinada por un italiano, ojo).

· El jueves hice la etapa Villafranca-O Cebreiro. Viene a ser al camino lo que el Alpez D'Huez al Tour de Francia: la etapa reina. Se sale de Villafranca por el arcén de una carretera, y se recorren unos 20 kilómetros remontando el curso del río Valcarce. Entonces se abandona la carretera y se comienza un tramo de 8 kilómetros en los que se sube desde 600m a 1300m de altitud. Es dura pero a la vez es tan bonita que compensa todos los esfuerzos.


Vista desde la mitad del ascenso a O Cebreiro


Vaquiñas subiendo a O Cebreiro, que se ve arriba a la izquierda

· Ya cerca de la cima se entra en Galicia, en un punto señalado por un mojón que pone "K. 152,5"; a partir de este momento hay un mojón de este tipo cada 500 metros, señalando la distancia a Santiago. Esto que parece fantástico puede llegar a ser malo; cuando vas un poco cascado parece que los puñeteros mojones se alejan de tí a posta y que nunca los alcanzas.

· Al día siguiente, o sea ayer, tocaba hacer la bajada de O Cebreiro; la mayoría de colegas querían ir hasta Sarria (etapa larga), yo quería ir hasta Samos, que se hace por una ruta diferente a la que hice el año pasado. Así que nos despedimos hasta más adelante. Lo cierto es que al salir de O Cebreiro hacía un frío de espanto; conforme bajaba me fui encontrando peor, hasta que al llegar a Triacastela, antes de Samos, me paré porque tenía un resfriado terrible e incluso fiebre.


Salida ayer a las 8 de la mañana de O Cebreiro


Alto de San Roque, bajando O Cebreiro, en mi cara podréis advertir el frío que hacía

· Así que en Triacastela dormí ayer, y hoy he hecho de Triacastela hasta Sarria, pasando por Samos; este pueblo tiene un convento impresionante, y la ruta en sí es una maravilla de bosques de castaños, robles y pinos a lo largo del río Sarria, todavía joven y formando torrentes y cascadas. Una gozada.


Monasterio de Samos

· El tiempo por aquí sigue igual, por la mañana nublado y por la tarde chaparrón seguro. Estoy hasta el gorro ya, llevo un mes sin un día de esos de cielo azul, !quiero irme ya pal sur! Aunque creo que por allí las cosas tampoco están muy soleadas, así que me quedaré por aquí unos días más.

domingo, 25 de mayo de 2008

Operación Ponferrada

· Esta mañana iba andando al salir de Hospital de Órbigo, y de repente me he encontrado con esto:



El colega Eduardo, que había salido un rato antes que yo, pintó en el camino la felicitación. Me la he encontrado de golpe y la verdad es que me ha llegado al alma. Gracias, pisha.

· Y es que, como ya habrá deducido el avispado lector, hoy es mi cumpleaños. En realidad lo celebré ayer, Eduardo y yo fuimos al restaurante La Encomienda en Hospital de Órbigo. Tomamos una trucha ahumada para quitarse el sombrero. El restaurante lo regentan dos hermanos gemelos, uno experto en vinos y el otro en la cocina. Estuvimos hablando con ambos, nos explicaron entre otras muchas cosas cómo hacían la trucha, el porqué nos había puesto específicamente ese vino rosado y el origen del chuletón que nos atizamos. En fin, gente con verdadera vocación que les gusta hacer las cosas bien. El mejor resumen que puedo hacer es que una cuenta, de unos 35€ por cabeza, la pagas con todo el gusto del mundo.

· Antes de la cena, en la barra coincidimos con el hospitalero (encargado) del albergue donde dormíamos. Estuvimos de charla durante tres cervezas y pico; en realidad se trata de un amigo del cura, que está echándole una mano durante unos días mientras encuentran un hospitalero definitivo. Parece ser que el anterior se largó con 2000€ del albergue.


De izquierda a derecha, Felipe el hospitalero, Eduardo y yo.

· Seguimos con la operación "León-Ponferrada-100km-en-tres-dias"; hoy hemos hecho 37 kilómetros, entre Hospital de Órbigo y Rabanal del Camino. El resto del grupillo están sólo 6 kilómetros por delante, en Foncebadón. Si todo va bien, mañana nos reunimos todos en Ponferrada y supongo que habrá algo de fiestecilla. Después retomaré mi habitual ritmo más pausado y contemplativo.

· En León me despedí de un tipo con el que hice bastante amistad, se trata de un alemán que está haciendo el camino con su hija. Es un prejubilado de la Volkswagen, y al contrario que la mayoría de alemanes que hay por estos lares, se interesa por España, las gentes, los pueblos, el idioma, etc. Sabe algo de español porque estuvo destinado con su empresa en México, y le he ido haciendo un poco de profesor de nuestro idioma. No creo que le vuelva a ver, ya que se quedaban en León un día de descanso y ya no creo que me alcance.


(Sí, vale la foto es malísima, pero es que aquí no tengo fotosóp)

sábado, 24 de mayo de 2008

Primer camino completado

· Puede decirse que ayer completé mi primer camino de santiago, ya que llegué a León, ciudad donde comencé el año pasado. Por tanto ayer completé los 775 kilómetros que aproximadamente componen la ruta St. Jean-Santiago de Compostela.

· Tras llegar a León, lógicamente la primera visita fue a la catedral; muy bonita por dentro, más austera y oscura que la de Burgos. Había una zona a la que se accedía previo pago de una entrada, y como no tenía nada mejor que hacer, pues saqué el billete y pasé. Esta parte VIP contenía un museo dividido en múltiples salas con obras de arte románicas y renacentistas, que una guía nos fue comentando. Recomendable.

· En mi visita a la catedral vi que encima del altar mayor había una plataforma de madera, que deduje que era porque estaban haciendo obras de rehabilitación. Pues bien, resulta que con la entrada al museo iba incluida la posibilidad de subir a dicha plataforma. Y ahí que me dirigí; se sube por una escalera instalada en el interior de un andamio, por el lateral izquierdo de la catedral. Tras subir unos cuantos tramos de escalera (abstenerse personas con vértigo), se desemboca finalmente en la plataforma, donde casi se puede tocar el rosetón principal de la catedral. Impresionante. Además, había una chica ejerciendo de guía que se notaba que sabía mucho del tema y que además le gustaba; nos explicó toda la historia de las vidrieras de la catedral y el proceso de restauración que se estaba llevando a cabo. Muy recomendable para todo el que visite León.



· Al salir de la catedral encendí el móvil y me encontré con una llamada perdida de Eduardo el gaditano, que se había quedado en León a pasar el día. Cojonudo. Lo llamé y nos fuimos a chatear (de tomar chatos de vino, nada de internet) un rato por León. La lástima es que no pudo ser mucho rato porque yo estaba en un albergue que cerraba a las nueve y media de la noche. León, como Logroño, tiene una zona de vinos espectacular.

· Aquí va una foto de una lucha a muerte entre dos especies que se disputan la hegemonía de los territorios leoneses. Es una imagen que requirió de muchas horas de acecho hasta poder capturar este momento único y fugaz.


Se trata del caracol serrano y la babosa azul gigante; en la etapa de ayer había un tramo de camino que había miles y miles de ambas especies.

· La operación Ponferrada está en marcha; resulta que Eduardo y yo nos marcamos ayer el objetivo de cubrir en tres días los 102 kilómetros que hay entre León y Ponferrada, para llegar a esta ciudad el lunes, fecha en la que Paco el leonés recibe allí la visita de su familia. La primera parte está hecha, hoy hemos llegado hasta Hospital de Órbigo, 32 kilómetros él y 35 kilómetros yo (he cogido una ruta distinta a la que ya hice el año pasado). Mañana nos esperan otros 35 y pasado unos 32. Veremos si llegamos y cómo lo hacemos.

· Bueno, lo dejo ya que hay por aquí un peregrino paseándose cada dos minutos, intuyo que quiere usar el interné. PD: empiezo a tener el síndrome del bloggero incomprendido (el primer caso diagnosticado fue el de Juan Antonio), consistente en que si publico algo en el blog y a la media hora no hay comentarios empiezo a pensar que pasais de mí. Saludos

jueves, 22 de mayo de 2008

Camino Soria, digo León

· Hoy he hecho la etapa Sahagún hasta Reliegos, se hace casi toda por un andadero sin mucha historia, salvo las charcas que de vez en cuando aparecen a los lados del camino y que suponen un oasis para patos, rapaces y gran cantidad de fauna.

· Los últimos 12 kilómetros se hacen interminables, no se pasa por ningún pueblo y es un trayecto con rectas hasta donde alcanza la vista. En estos casos, el caminante se entretiene pensando o cantando; en los últimos días he buscado canciones que sirvan para llevar el ritmo al andar. Tras descartar muchísimas, finalmente me quedo con Camino Soria, que tiene el ritmo perfecto para mi caminar y encima es la de temática más adecuada. Así que en esas rectas interminables me entretengo cantándola, silbándola, o haciendo el sonido de la trompeta con la que acaba esta maravillosa canción.

· Otras canciones adecuadas son "El burdo rumor", de Javier Krahe, y La Marsellesa. Como decían en Cadena Perpetua: "Aquí un hombre hace cualquier cosa para mantener la mente ocupada".

· Como decía ayer dormí en Sahagún; es un pueblo bastante grande, teniendo en cuenta la escala habitual por estos lares. Lo más curioso es el albergue: está en un antiguo convento, ocupando la primera planta, con unas literas que vienen a ser como armarios con dos cajones, uno por cama. En la planta baja está la oficina de turismo local y el auditorio "Carmelo Gómez" (que es de Sahagún), y parece que los días que hay concierto se oye todo desde la planta primera así que los peregrinos tienen concierto gratis, para bien o para mal.

· Hay gente que se hace famosa por ser un gran deportista, por escribir un libro, o por ligarse a la prima del cuñado de algún famoso. Otros se hacen famosos por ser roncadores (antes de que lo digais, yo no soy uno de ellos); por aquí ya empiezan a ser leyenda algunos: "el navarro", "el de valladolid", etc.; con el primero de ellos, el navarro, coincidí yo litera con litera y realmente fue al principio cómico, pero al final fue escalofriante, juro que daba miedo porque además de roncar, resoplaba, rechinaba los dientes y hablaba (supongo que soñaba algo de fútbol porque no paraba de repetir "dos cero", "dos cero").

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