Sin duda alguna, las dos principales causas de lesiones en el Camino son el calzado inapropiado y el sobrepeso de la mochila. De éste último nos ocuparemos otro día, hoy voy a tratar el tema del calzado.
La pregunta es: ¿qué calzado me llevo? Yo en mi viaje del año pasado llevé unas zapatillas de trekking, de estas con goretex que incluso en días de lluvia no permitían el paso del agua; me fueron estupendamente. No considero que sea imprescindible llevar botas, salvo que uno vaya en pleno invierno, o que seamos especialmente propensos a las torceduras.
Sobre todo el consejo más importante es llevar un calzado con el que estemos muy acostumbrados a caminar. En caso de que no se tenga tal costumbre con ningún calzado, hay que preparar el camino con un par de meses de antelación, dando largas caminatas con el mismo calzado que tengamos planeado llevar.
Un caso que ocurre con frecuencia es el del peregrino que una semana antes de salir se va a una tienda y se compra las mejores botas; a la vez está comprando todas las papeletas para el sorteo de un montón de ampollas en los pies. Es por esto que a lo largo del camino es muy común ver botas abandonadas, de gente que no podía andar más con ellas.
Lo que tampoco conviene llevar son zapatillas de deporte normales, ya que si llueve se nos mojará el pie, además de que no es el calzado apropiado para largas caminatas.
martes, 15 de abril de 2008
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