jueves, 10 de abril de 2008

Elegir la fecha

Uno de los grandes males del camino está relacionado con la fecha en la que se haga; si se hace en los meses de julio o agosto hay un verdadero problema de masificación, lo que tiene dos consecuencias nefastas: por un lado, se pierde el espíritu de paz y quietud que debería reinar en el camino.

Por otro lado, los albergues están llenos, lo cual implica que en muchos casos no se dispone de cama y hay que dormir en el suelo. Esto tiene otro efecto más, y es que se producen verdaderas carreras entre los peregrinos para llegar los primeros al final de la siguiente etapa, dándose casos de gente que se levanta a las 5 de la mañana para adelantarse al resto.

Los mejores meses para hacerlo son mayo-junio o septiembre-octubre, porque el tiempo es bueno pero se puede disfrutar de la paz tanto al caminar como en los albergues.

Yo lo hice en el mes de abril y me podía permitir levantarme tarde y andar durante todo el día sin prisa y sin preocupaciones.

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